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¿Sabías qué?

El trastorno del espectro autista es una condición relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación. Esta condición, también comprende patrones de conducta restringidos y repetitivos. El término «espectro» en el trastorno del espectro autista se refiere a un amplio abanico de síntomas El autismo comprende afecciones que anteriormente se consideraban independientes, como el síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y una forma no especificada de trastorno generalizado del desarrollo. Algunas personas aún utilizan el término «síndrome de Asperger» que generalmente se considera trastorno leve del espectro autista.

El TEA comienza en los primeros años de la infancia y, a la larga, provoca problemas para desenvolverse en la sociedad, por ejemplo, en situaciones sociales, en la escuela y el trabajo. Los niños suelen presentar síntomas de autismo en el primer año. Un número reducido de niños parecen desarrollarse de forma normal en el primer año y luego pasan por un período de regresión entre los 18 y los 24 meses de edad, cuando aparecen los síntomas de autismo.

Si bien no existe una cura para el autismo, un tratamiento intensivo y temprano puede hacer una gran diferencia en la vida de muchos niños.

¿Quién Descubre este Trastorno?

A partir de las aportaciones de Leo Kanner (1943) y Hans Asperger (1944), el autismo ha sido foco de intenso debate, no sólo sobre aspectos fenomenológicos, etiológicos y terapéuticos; sino también sobre su propia naturaleza. Bajo un controvertido debate entre teorías psicodinámicas, conductistas y biológicas transcurrieron casi cuatro décadas, hasta que el autismo fue incorporado a los manuales de diagnósticos. A partir de los años 80 una parte importante de los profesionales implicados en el autismo basa el diagnóstico en criterios consensuados que permiten delimitar grupos homogéneos, sin los cuales sería estéril la investigación y el intercambio de conocimientos. Pero los criterios actuales, , parecen estar todavía lejos de ser consolidados como definitivos. Posiblemente las aportaciones del DSM 5 sean el inicio de un giro radical. El DSM 5 va a consolidar conceptualmente el autismo, sustituyendo la denominación actual de trastornos generalizados del desarrollo por la de Trastorno del Espectro Autista (TEA).

DMS 5: El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, 5ª edición, es la obra más completa y actualizada de la práctica clínica, a disposición de los médicos especializados en salud mental e investigadores.

Causas u Origen

Los trastornos del espectro autista no tienen una única causa conocida. Considerando la complejidad de esta condición y el hecho de que los síntomas y la gravedad varían, probablemente haya muchas causas. La genética y el medio ambiente pueden influir.

Genética. Varios genes diferentes parecen estar relacionados con los trastornos del espectro autista. Para algunos niños con pueden estar asociados con un trastorno genético, como el síndrome de Rett o el síndrome del cromosoma X frágil. Para otros, los cambios genéticos (mutaciones) pueden aumentar el riesgo de padecer autismo. Más aún, otros genes pueden afectar el desarrollo del cerebro o el modo en que se comunican las neuronas cerebrales, o pueden determinar la gravedad de los síntomas. Algunas mutaciones genéticas parecen ser hereditarias, mientras que otras suceden de manera espontánea.

Factores ambientales. Actualmente, los investigadores estudian si factores, como las infecciones virales, los medicamentos, las complicaciones durante el embarazo o los contaminantes del aire, desempeñan un papel en el desencadenamiento del trastorno del espectro autista.

La cantidad de niños que reciben un diagnóstico de TEA está aumentando. No está claro si esto se debe a una mejor detección e informe, a un aumento real de la cantidad de casos o a ambos. Los bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo padecerlo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de tener este trastorno que las niñas, además familias con un niño con autismo tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno. También es frecuente que los padres o familiares de un niño  con TEA tengan problemas menores con las habilidades sociales y de comunicación, o ciertas conductas típicas de este trastorno.

Puede haber una conexión entre los niños nacidos de padres mayores y el trastorno del espectro autista, pero se necesita más investigación para establecer este vínculo.

Tratamientos

Los objetivos generales del tratamiento son:

Minimizar los déficits de interacción y comunicación social y conductas repetitivas y los síntomas asociados, mejorar la autonomía y el funcionamiento para facilitar el aprendizaje académico, la adquisición de habilidades de la vida cotidiana y el desarrollo de actividades de ocio placenteras, disminuir todas las conductas que interfieren con el funcionamiento.

En cuanto a los tratamientos farmacológicos los psicofármacos pueden ser eficaces en determinada sintomatología como: irritabilidad, la agresividad, las autolesiones, la sintomatología TDHA (inatención, distraibilidad, impulsividad, hiperactividad), ansiedad, trastornos del estado de ánimo y problemas de sueño. Las cuales pueden interferir tanto en la socialización, como en el progreso educativo, la seguridad y la calidad de vida de la persona con autismo. Antipsicóticos atípicos, como la risperidona y el aripiprazol; para disminuir la irritabilidad, incluyendo la agresividad, las autolesiones y las agitaciones conductuales, tanto en niños como adolescentes con TEA, Metilfenidato, la atomoxetina y la guanfacina: para tratar la inatención, impulsividad e hiperactividad, Algunos inhibidores de la recaptación de serotonina (fluoxetina, fluvoxamina, sertralina) y los tratamientos anticonvulsivantes (como el valproato sódico). Para el tratamiento de las conductas repetitivas y la rigidez asociada al autismo, Melatonina: eficaz para quienes tienen dificultades para conciliar el sueño.

Medicina Alternativa

Algunos padres eligen complementar la intervención médica y educativa con terapia artística o musical, la cual se enfoca en la reducción de la sensibilidad del niño al tacto o el sonido. Estas terapias pueden ofrecer algunos beneficios cuando se usan junto con otros tratamientos.

Los masajes se han descrito como un método para promover el procesamiento sensorial a nivel táctil, la atención y el control de las conductas estereotipadas. Faltan estudios metodológicamente representativos para validar estos resultados.

Las personas con trastorno del espectro autista presentan problemas en sus sistemas sensoriales tanto propioceptivo, vestibular, táctil y la audición que dificulta el tolerar o procesar información. Los Terapeutas Ocupacionales usan cepillos, juguetes para apretar, trampolines y otros materiales para estimular estos sentidos.

Las mascotas pueden proporcionar compañía y recreación, pero es necesario realizar más investigaciones para determinar si la interacción con animales mejora los síntomas del trastorno del espectro autista.

(GFCS) La aplicación de dietas se justifica en una posible explicación a la aparición de los síntomas neurocognitivos de los TEA y su relación con las alteraciones a nivel gastrointestinal. La teoría opioide se sustenta en una posible alteración en la degradación de ciertas proteínas provenientes del gluten y la caseína a nivel intestinal, las que resultarían en la formación de agentes opiáceos que ingresarían al torrente sanguíneo y luego llegarían al sistema nervioso alterando el funcionamiento cerebral, lo que genera problemas conductuales. Estas dietas, pese a no tener estudios metodológicamente adecuados que den evidencia clara al respecto, no está demostrado como un método contraindicado, pero deben estar bajo supervisión médica para vigilar la mantención de unos niveles adecuados de ingesta proteica, de calcio y vitamina D

Pese a no ser frecuente su uso en autismo, se relaciona su efecto con el estrés oxidativo. Se ha descrito efectos favorables en las conductas estereotipadas. Puede ser considerado como un suplemento nutricional ante alteraciones de este tipo.

Intervención Temprana

Los padres suelen ser los primeros en darse cuenta de que su hijo muestra comportamientos extraños, o un control con el pedíatra quien debería tomar en cuenta algunos signos o síntomas para derivar a un especialista. El diagnóstico precoz por un profesional de la salud como un neurólogo, psicólogo o psiquiatra es fundamental para el inicio de intervención y tratamientos, debemos tener conocimiento que para dicha intervención hay profesionales idóneos como; neurólogo/a infantil, psicólogo/a , psiquiatra, fonoaudiólogo/a, educador/a, diferencial y terapeuta ocupacional especializados en autismo.

Los dos métodos de intervención temprana más utilizados son: el Lovaas basado en el Applied Behavior Analysis (ABA) y el Modelo Denver.

Los estudios científicos han demostrado que la intervención temprana conductual intensiva mejora el aprendizaje, la comunicación y las habilidades sociales en los niños pequeños con autismo esta intervención se centra en la habilidades sociales, el lenguaje y la comunicación, la imitación habilidades de juego, la vida cotidiana y las habilidades motoras. Para el aprendizaje del lenguaje y habilidades en la comunicación se trabaja con sistemas de comunicación alternativos como el PECS( Picture Exchange Communication System), la regulación emocional en niños y adolescentes es otra habilidad que también necesitan trabajar para mejorar su adaptación

Pronóstico

La evolución del TEA es variable, aunque la mayoría de las personas sigue necesitando ayuda y apoyo durante la edad adulta. Aun así, cada vez hay más evidencia de que una minoría de personas con autismo progresa hasta el punto de no cumplir criterios para permanecer incluidas dentro del TEA.

Aunque no se conocen bien qué factores son los que contribuyen a este “resultado óptimo”, algunos de ellos se han asociado con el hecho de desarrollar el lenguaje durante la infancia y no tener asociada una discapacidad intelectual; no presentar otros trastornos psiquiátricos asociados y recibir un tratamiento adecuado para los síntomas del TEA.

No obstante, es frecuente que las personas con TEA puedan presentar mayores dificultades coincidiendo con periodos de estrés, cambios relevantes o etapas concretas del desarrollo, como la adolescencia. Por este motivo, es frecuente que sigan requiriendo una ayuda psicológica que puede variar en intensidad a lo largo del tiempo.

Con intervenciones adecuadas muchas personas con TEA, especialmente, aquellas que se encuentran en el rango del alto funcionamiento, pueden desarrollar vidas autónomas e independientes, así como relaciones interpersonales significativas.
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